Avatar. Impresionante.

Las imágenes reales están integradas en los efectos digitales con una delicadeza y gusto que te queda perplejo, cuando ves a un actor con una Na’Vi y los comparas y aprecias como una manaza enorme se apoya tiernamente en la cara dolorida del humano y se establece una conexión entre ellos estás viendo a dos personajes reales, en ningún momento piensas que no lo sean. La integración entre lo real y lo digital es, simplemente, perfecta.
Su acción y movimiento es impresionante, sus escenas aéreas y de grandes batallas son impactantes y llenas de un realismo y veracidad que te deja perplejo. Seguramente, sus mayores críticas vendrán por aquellos tan puristas que opinarán que se parece a tal o cual película, pero su historia está bien construida y enlazada y en ningún momento decae.
Avatar es un canto a la naturaleza, un espectáculo abrumador y un disfrute para los sentidos, donde sensaciones y emociones se entrelazan con la perfecta recreación de un mundo llamado Pandora en el que todo, absolutamente todo, está vivo.
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